¿Qué es un ataque de pánico?
Conoce los síntomas y cómo superarlo

Caso real sobre ataque de pánico: “No sabía que me ocurría, de pronto fue como si el aíre me evitara. Noté cómo me iba faltando el aire cada vez más y más, era una sensación de asfixia, como si no pudiera respirar. Empecé a intentar respirar cada vez más rápidamente y con aspiraciones breves. Todo era irreal, no sé si me explico, era una sensación de que yo no era yo. La cabeza me daba vueltas, temblaba, tenía frío y sudaba a la vez. Mis piernas no eran capaces de sostenerme, me sentía débil, pero el cuerpo me pedía que me moviera, que caminase. Sentía una sensación como de hormigueo por mis brazos y notaba como mi corazón palpitaba violentamente, es una sensación atemorizante notarte el corazón de esa manera. Lo que más recuerdo es eso, los latidos del corazón y un dolor en el pecho que me aterroriza cuando lo pienso. No sé si olvidaré el miedo que pasé, creía que me volvería loco o que iba a dar un ataque al corazón. Si me desmayaba allí mismo ¿quién me iba a ayudar?”
Con este párrafo, que podría ser de cualquier persona que ha sufrido un ataque pánico, damos inicio a la explicación de un trastorno de ansiedad que provoca a los que lo padecen que su día a día sea una lucha de supervivencia.
¿El ataque de pánico es un trastorno?
El Ataque de Pánico en sí no es un trastorno o entidad diagnóstica: el Pánico es un síntoma o un conjunto de síntomas que pueden formar parte o no de un Trastorno de Ansiedad. En el caso del Trastorno de Pánico (TP), como su nombre indica, el ataque de Pánico es el síntoma central, pero también pueden ocurrir en otros trastornos de ansiedad, en otros trastornos mentales e incluso en personas que no sufren ningún trastorno.
Síntomas del ataque de pánico
Durante el ataque de pánico, también llamado crisis de angustia, la persona cree que la situación que está viviendo es una situación en la que corre grave peligro. Esta percepción negativa de la situación está activada por pensamientos, sensaciones fisiológicas y/o emociones. Algunas de las sensaciones y pensamientos que sufren las personas durante un ataque de pánico son:
- Experiencias similares a las producidas por determinados fármacos o por una pesadilla. Esto es, por ejemplo, una percepción de los objetos distorsionados e irreales. Pérdida de sensaciones normales en extremidades. Sensación de entumecimiento e incluso sentir el cuerpo o muy pesado o ingrávido.
- Incapacidad para concentrarse. A esto se le puede sumar la sensación de estar perdiendo el conocimiento.
- Sentimiento de confusión y desorientación. Aquí podemos encontrarnos con frases como: “Estoy perdiendo el control”; “voy a volver loco”; “está dándome un ataque”; “Me voy a morir”.
- Ansiedad incontrolable.
- Incapacidad de razonar.
- Mareos, debilidad motora, palpitaciones y sudor por todo el cuerpo.
- Sensaciones raras en las extremidades y sensación de perder el conocimiento. Esto suele ser consecuencia de una respiración rápida y poco profunda (Hiperventilación).
Una de las características de las personas que sufren ataques de pánico es que malinterpretan ciertas sensaciones (normales) de su propio cuerpo como enfermedades o situaciones de peligro para su bienestar. Veamos algunos ejemplos:
- Dolor abdominal o dolor en el pecho + Mareo= Ataque al corazón.
- Sensación rara en miembros, temblor, debilidad, etc.= Ataque.
- Problemas para concentrarse, confusión= Locura o accidente cerebral.
- Debilidad= Desmayo, coma y/o muerte.
- Problemas al respirar= Ahogo, muerte.
- Perder el control sobre las sensaciones internas= Conductas incontrolables, locura, homicidio, suicidio, etc.
¿Por qué se desencadena?
Ante un estímulo interno o un estímulo externo aparecen unos pensamientos catastrofistas que hacen que la persona crea que alguna desgracia física o mental va a suceder. Estos pensamientos provocan una respuesta fisiológica que activa la ansiedad (sudor, mareo, palpitaciones, entre otros). Estos síntomas de ansiedad confirman a la persona que el pensamiento catastrofista es real. Esto lleva a la persona a realizar conductas de búsqueda de seguridad. Algunas de esas conductas pueden ser de escape, como ir al hospital, o evitadoras como dejar de hacer algunas cosas o ir a algunos lugares.
El escape y la evitación reducen e incluso eliminan la ansiedad pero aunque parecen técnicas beneficiosas lo que hacen en realidad es mantener el problema. Las conductas de evitación y de escape se refuerzan porque supuestamente impiden la ocurrencia de las consecuencias temidas. Pero lo que de verdad ocurre es que la evitación y el escape impiden realizar las actividades deseadas y ayudan a mantener las expectativas de ansiedad/pánico y/o peligro, ya que no permiten comprobar hasta qué punto las expectativas de amenaza son realistas o no.
Qué puedo hacer si tengo ataques de pánico
Para empezar, debes acudir a tu médico de cabecera y explicarle tú situación. Es muy importante que te hagas todas las pruebas posibles para descartar cualquier patología médica, ya que hay muchas afecciones físicas que pueden provocar sensaciones muy parecidas al ataque de pánico. Si tus médicos no han encontrado ningún problema físico debes comenzar a plantearte hacer terapia psicológica y en algunos casos tomar psicofármacos (teniendo en cuenta que el uso de psicofármacos no solucionan tu problema sino que te ayudan en la terapia psicológica)