El miedo infantil: un problema muy frecuente en la infancia
El miedo intenso en la infancia es uno de los problemas que más preocupan a los padres y profesores. Se calcula que entre el 40 y el 45% de la población infantil presenta uno o más miedos. Estos miedos son más comunes en los niños que en los adolescentes.
Los estudios actuales han encontrado que las niñas suelen tener puntuaciones más altas que los niños en casi todas las categorías de miedos. Aun así, se han encontrado diferencias en el contenido de estos temores. Por ejemplo, en el caso de las niñas se ha encontrado que éstas temen más a la oscuridad, a los lugares extraños, a los sonidos, a los objetos o personas extraños, a ser secuestradas, al robo o al asesinato, a las serpientes, a la suciedad, y a los animales. En el caso de los niños se han encontrado miedo al peligro, al daño corporal, al colegio, al fracaso, a las pesadillas, y a los seres imaginarios.
Los miedos a lo largo del desarrollo Infantil
Las etapas evolutivas de los niños y adolescentes se asocian con unos miedos característicos. Se consideran “miedos evolutivos” por lo que son normales, transitorios y no suelen ser muy intensos.
Durante el primer año (0 a 12 meses)
Los niños comienzan a temer los sonidos fuertes o la pérdida de apoyo. Durante este primer año el niño va sufriendo un aumento del miedo hacia las personas y objetos extraños y la separación. El miedo a los extraños puede persistir como timidez y suele sumarse al miedo de separación.
Con el inicio de la niñez (1 a 2 años y medio)
Se mantienen los miedos asociados a la separación y a los extraños. Aparecen nuevos miedos relacionados con ciertos animales (pequeños animales como los insectos) y algunos fenómenos naturales (tormentas, mar, etc.). Estos miedos se mantendrán durante la fase de preescolar.
La fase de preescolar (2 años y media a 6 años)
Es la fase donde ocurren grandes cambios. En esta fase siguiente, y gracias al desarrollo cognitivo del niño, aumentan los estímulos que provocan miedo. Se mantienen los miedos a los fenómenos naturales y el miedo a los animales pequeños se amplía a todo tipo de animales, en especial a los animales salvajes. Como ya hemos comentado, esta etapa se caracteriza por un aumento de las capacidades cognitivas (habilidades relacionadas con el pensamiento) y esto provoca que el niño comience a temer estímulos imaginarios globales (oscuridad, fantasmas, monstruos) y a tener miedo a estar solo/a.
Durante la niñez media (6-11 años)
Los miedos más representativos de esta etapa son los temores relacionados con el daño físico (accidentes de tráfico, quemaduras, etc.), la muerte (miedo a la propia muerte o a la de un familiar) y los miedos médicos (heridas, sangre, inyecciones, etc.). La temática de este tipo de miedos pueden variar en función del contexto social, así en los últimos años se ha encontrado un aumentos de los miedos al SIDA y a la separación o divorcio de los padres. Durante la niñez media adquieren gran relieve los temores a la crítica y al fracaso dado que durante esta etapa los niños suelen comenzar a forjar relaciones de amistad.
Finalmente, los miedos asociados al ámbito escolar (rendimiento académico, compañeros, aspectos sociales) están muy presentes en esta etapa. En los últimos años hemos notado un incremento de las consultas relacionadas con este ámbito. La mayoría de ellas debido a malas relaciones con los compañeros o por las altas expectativas que se suelen tener respecto al rendimiento escolar de los niños.
La preadolescencia (11-13 años)
En esta etapa comienza a disminuir los miedos de tipo animal y aumentar los miedos relativos a la crítica y el fracaso (igual que el final de la etapa anterior). En esta fase aparecen los miedos relacionados a la propia imagen (desarrollo tanto psicológico como corporal), relacionados con la autoimagen (p.ej., al aspecto físico), miedos sociales (p.ej., miedo a no tener amigos), económicos y políticos. Los miedos referentes a lo académico (suspender asignaturas o un examen, exponer delante de sus compañeros, etc.) continúan muy presentes en esta etapa.
Durante la adolescencia (13-18 años)
Se mantienen los miedos comentados en la fase de preadolescencia. A su vez aumentan los temores relacionados con el sexo, las relaciones interpersonales, el rendimiento personal, la crítica y la evaluación social. Durante la adolescencia se observa una clara tendencia hacia los miedos que se dan en las personas adultas, como son los miedos que conciernen a las relaciones interpersonales con amigos y familiares.
Como dato importante cabe decir que los miedos relacionados con el daño, el peligro físico y la muerte se mantienen de manera continua durante los períodos de la niñez media, la infancia y la adolescencia.
Cuando el miedo infantil se convierte en un problema
Principalmente cuando los miedos del niños sean tan intensos o tan generalizados que le impidan realizar su vida normal. Por ejemplo, los miedos impiden que el niño asista a campamentos, fiestas de cumpleaños y excursiones de manera habitual. O el niño no quiere ir al colegio porque no quiere presentar a un examen.
Cuando los miedos se presentan de manera intensa y repentina y los padres o la familia no identifican la causa por la que han aparecido. También puede ocurrir que el niño no quiera contar porqué tiene miedo o que de una explicación que a los padres no les encaje.
Cuando el miedo se mantiene a pesar de haber pasado la edad en la que es esperable. Por ejemplo, de 2 a 6 años el miedo a la oscuridad es evolutivo pero por encima de esa edad, este miedo limitará la actividad habitual del niño o interrumpirá excesivamente en la dinámica familiar.